Cuerpos ausentes, cuerpos presentes. Lic. Ilze Gabriela Petroni
CIFFyH / ECI – UNC
CONICET
La relación de la fotografía con la (re)presentación de los cuerpos se remonta a su origen mismo como técnica de reproducción de un real existente.
Ya desde el siglo XIX el retrato cumplió diversas funciones: se configuró como forma de legitimación visual de la burguesía ascendente; como dispositivo de control/coerción policial y como forma de registro científico (medicina forense, psiquiatría, eugenesia, craneología), entre otras.
De allí que las prácticas fotográficas se encuentren estrechamente vinculadas con diversas estéticas y políticas de los cuerpos. Es decir, la fotografía ha coadyuvado a la regulación histórica de las formas aceptables y aceptadas en que éstos deben ser mostrados; y en ese mismo movimiento ha contribuido a normalizar sus sentidos válidos.
Cabe entonces preguntar por esos otros modos de fotografiar los cuerpos. Modos que desafían, resignifican o subvierten las formas dominantes.
Porque si el retrato fotográfico ha sido el género –hasta ahora hegemónico- de perpetuar en imagen a un cuerpo/identidad, es necesario interrogar algunas de esas otras operaciones fotográficas de reactualización y puesta en cuestión.
En este caso, abordaré aquellos casos en que el retrato sale del ámbito de producción/consumo privado para entrar en el espacio de lo público. Dicho en otros términos, esas imágenes que trascienden las memorias familiares para convertirse en marcas de la memoria histórica colectiva.
Me interesan así las prácticas fotográficas que, a partir de este género, empujan sus límites socialmente establecidos para convertirse –desde esta opción estética- en un discurso político crítico.
Ahora bien, al comprender al cuerpo como un espacio de lucha –material y simbólica-, en este trabajo analizaré dos de los intentos de tornar presente a los cuerpos ausentes. Presentizar esos cuerpos desaparecidos forzadamente durante la última dictadura militar argentina. Porque si el terrorismo de estado silenció 30.000 historias, los trabajos de Verónica Maggi y Gustavo Germano buscan restituirlas, visibilizarlas.
El análisis, entonces, se centra en una breve revisión histórica de los modos en que el retrato se constituyó como género fotográfico para luego abordar sus resignificaciones y subversiones a partir de dos prácticas fotográficas actuales. O lo que es lo mismo: desde dos modos diferentes de operar en relación con la noción de retrato y de “álbum familiar” para dar cuenta de la imposibilidad de clausura o sutura ideológica de este período de la historia argentina reciente.
Hola Ilze Gabriela:
ResponderEliminarEs decir, si estoy entiendo, en tu trabajo una foto circula por espacios o instituciones como la familia, las calles, las oficinas policiales, los registros de identidad, etc. Muy interesante tu trabajo. Debes de conocer a Gisele Freund, La fotografía como documento social, además del de Bourdieu La fotografía, un arte intermedio. A partir de la lectura de estos libros me di a la tarea hace muuucho tiempo, de hacer un trabajo de investigación sobre la fotografía documental en Cd. Juárez; un atrevimiento en aquella época, en que se pensaba que la sociología sólo abordaba los grandes problemas del mundo.
Hay un estética compartida, dices: ¿cómo empujan sus límites socialmente establecidos? ¿al salir del album familiar?
Gracias por tu trabajo
Graciela