Cuerpos despojados de carga simbólica: un análisis desde las prácticas corporales. Ricardo Crisorio y M. Valeria Emiliozzi
UNLP-CIMeCS-GEEC
ricardocrisorio@ciudad.com.ar
val_emiliozzi@hotmail.com
Una pregunta formulada por Michel Foucault “¿qué somos nosotros?” revela una faz, tal vez un aspecto, o un recorrido, para analizar el cuerpo de las prácticas corporales. Más aún, su modo de abordar cómo se constituye el sujeto, pone en tensión ciertos discursos sobre el cuerpo que enuncia la Educación Física.
“[…] el sujeto se constituye de una forma activa, a través de las prácticas de sí, estas prácticas no son sin embargo algo que se invente el individuo mismo. Constituyen esquemas que él encuentra en su cultura y que le son propuestos, sugeridos, impuestos por su cultura, su sociedad y su grupo social”.1
Los seres humanos son constituidos en sujetos y en objetos, y las prácticas, habitadas por el pensamiento, serán las que den las claves de transparencia para analizar el cuerpo de las prácticas corporales. Prácticas en tanto “[…] la racionalidad o la regularidad que organiza lo que los hombres hacen (sistemas de acción en la medida en que están habitados por el pensamiento), que tienen un carácter sistemático (saber, poder, ética) y general (recurrente), y que por ello constituyen una experiencia o un pensamiento”. 2
En suma, las prácticas y los modos de subjetivación permiten al sujeto constituirse y transformar su propio ser, despojando a la vida de su carácter formal, de su zoé, es decir, de su materia viviente. Este despojamiento de la vida siempre deja el espacio para alguna forma de bíos, de vida calificada, por lo que el dispositivo biopolítico conformará una herramienta clave para el análisis de los discursos sobre el cuerpo que el Diseño Curricular de Educación Física del Nivel Secundario de la Provincia de Buenos Aires presenta; pues define al mismo por fuera de las prácticas que lo constituyen, situando al cuerpo del lado de la zoé
Un organismo vacío de lenguaje
Expresión eminente de este discurso sobre el cuerpo, es la concepción organicista enunciada en el Diseño Curricular de Educación Física mencionado. Un extracto de ésta práctica discursiva nos deja “un organismo vacío de lenguaje”.
“El cuerpo constituye una dimensión significativa de la condición humana. No hay vida posible si no es a través del cuerpo y sin su construcción permanente a lo largo de la existencia. Esta construcción es simultáneamente orgánica y subjetiva […]”
El cuerpo constituye la condición humana sólo si se entiende que es secundario, que no se nace con un cuerpo.
En el sentido que le otorga Lacan, el cuerpo aparece como efecto de un Otro, es construido por un Otro, que hace del organismo vivo un cuerpo, habitándolo y dándole funcionalidad a los órganos a través del discurso en que el sujeto atrapa su forma corporal.
“El cuerpo […] constituye en primer lugar todo lo que puede llevar la marca apropiada para ordenarlo en una serie de significantes”.3
De este modo, el cuerpo no es una realidad primaria, no se nace con un cuerpo en tanto que lo viviente no es un cuerpo, sino que éste se construye gracias al otorgamiento de un cuerpo simbólico, por el lenguaje, que preexiste al sujeto.
Por ende, la construcción no es orgánica y subjetiva, es simbólica. El cuerpo es un efecto de esa cultura en la que se encuentra inmerso, es atravesado por el lenguaje, pues es en la palabra, en el discurso, donde el sujeto reconoce su subjetividad, y es con el poder fundador de la palabra con el que el sujeto nombra su cuerpo; es decir, cualquier forma imaginaria donde el sujeto reconozca su cuerpo, siempre tendrá como referencia las palabras y el discurso de donde cae su sentido, de acuerdo a las prácticas (maneras de hacer, pensar, decir) que lo constituyan.
El sujeto es anterior y posterior al cuerpo y puede permanecer aún después de la muerte del cuerpo. “Es pues el lenguaje quien nos atribuye un cuerpo y después nos lo otorga al unificarlo”.4 Por ello, la vida es posible sin el cuerpo. En el sentido que le otorga Lacan el cuerpo es secundario y aunque este muerto o vivo, se puede hablar de él; lo que pone aún más en tensión el enunciado de la práctica discusiva citada que afirma que “no hay vida posible, si no es a través del cuerpo”. La vida posible a través del cuerpo es la del viviente, no la del ser humano .El organismo, lo vivo, no es el cuerpo de las prácticas corporales: Un cuerpo construido por significante. Por ende, es posible vida humana si existe una cultura, o un orden simbólico que atraviesa y cambia la vida.
Las aristas que conforman la noción de biopolítica son una herramienta clave para analizar el horizonte que conduce a pensar el concepto de vida más allá del ser viviente. Michel Foucault define una biopolítica de la especie humana, en la que “[…] el problema es tomar en gestión la vida, los procesos biológicos del hombre-especie y asegurar no tanto su disciplina como su regulación”5.
No obstante, Roberto Esposito va más allá y pone en tensión el término de modo tal que el concepto de biopolítica como política de la vida se desvanece, pues el cuerpo humano es cada vez más desafiado y resulta imposible no introducir la techne.
“No sólo para Nietzsche. Pero ciertamente él percibe […] que estamos en un umbral más allá del cual lo denominado “hombre” entabla una relación distinta con su propia especie. Más allá de ese umbral, la especie misma se convierte en objeto- y sujeto- de una biopolítica potencialmente diferente de la que conocemos, en tanto relativa no sólo a la vida humana, sino también a su afuera, su otro, su después”.6
Es en este conjunto de ideas, detrás de ellas, donde lo bíos (vida cuyo ámbito es la política) fluye irremediablemente. En la constitución del sujeto, la vida, en tanto estructura material y física, esta en constante peligro de extinción. La vida biológica es atravesada por un modo de vivir, es decir que la zoé (vida biológica) ingresa en la polis convirtiéndose en objeto de la política; relumbrando por doquier una tendencia al aplastamiento de la política sobre el hecho biológico.
Por ende, no hace falta un cuerpo para que haya vida, sino tan sólo un organismo, esa materia que remite a la zoé, pero que las prácticas hacen que desaparezca, pues el cuerpo entra en una vida calificada, una forma de vida, bíos; que pone inexorablemente el enunciado sobre el cuerpo del Diseño Curricular de Educación Física en tensión.
Más aún, si nos remontamos al inicio de su denominación: Educación Física, en la que el vocablo física, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa "perteneciente o relativo a la constitución y naturaleza corpórea […] lo que forma su constitución y naturaleza", es decir, al organismo, una serie de interrogantes se ponen de relieve, o bien, se despliegan. El cuerpo de las prácticas corporales ¿es el organismo que constituye el soporte material del cuerpo? ¿Qué queda fuera de ese conjunto de órganos de seres vivientes? Si bien el organismo es un conjunto de órganos que pueden ser tangibles, no alcanza para hacer un cuerpo. Por ello, indagar por fuera de ese soporte material, ir mas allá de las glándulas que transpiran, de las pulsaciones que sube o bajan, resulta trascendente para analizar el cuerpo que habita las prácticas corporales.
“El cuerpo no es sólo nuestro organismo, no es sólo huesos, músculos, articulaciones y órganos […] tampoco es sólo un sistema nervioso que organiza por sí mismo nuestras percepciones, pensamientos, emociones y sentimientos. Si bien son su soporte material, el organismo vivo y el sistema nervioso no alcanzan para hacer un cuerpo”.7 En el cuerpo hay deseo, lenguaje, una cultura que lo construye y prácticas que constituyen su manera de pensar, decir y hacer.
En síntesis, la Educación Física al definir al cuerpo como una construcción orgánica, deja por fuera al cuerpo, pues lo considera un organismo vacío de lenguaje; representándolo como un trozo de carne humana, lejos de ser lo que es el sujeto que constituyen las prácticas.
Cuerpos puros y humanos
Algo semejante sucede con la intención del Diseño Curricular de: “procurar una Educación Física humanista”. Humanismo, según el Diccionario de Filosofía, proviene del latín humanitas, humanidad, naturaleza humana (en Cicerón, cultura del espíritu, en un sentido semejante al de paideia en griego); o bien de humanus, lo que concierne al hombre.
En primer lugar, es interesante preguntarse ¿qué de todo aquello que rodea y produce efectos y transformaciones en el cuerpo es natural? Resulta pertinente investigar si es posible pensar ese estado natural de las cosas o es tan sólo una ilusión como expresa Michel Foucault por no querer concebir la vida aferrada, desafiada, comprimida por el poder. Aquí no se busca construir un paradigma cultural o histórico paralelo al paradigma natural, sino ver que el primero no puede sostenerse sin el segundo. Más aún el segundo transforma al primero hasta borrarlo o hacerlo desaparecer. "El primer cuerpo hace que el segundo ahí se incorpore".8 De modo tal que en razón del Otro resulta imposible volver a un estado de naturaleza “absoluta” como plantea el humanismo: son las prácticas y los modos de subjetivación los que permiten al sujeto constituirse y transformar su propio ser.
“Dirigirse como dominio de análisis a las "prácticas", abordar el estudio por el sesgo de lo que "se hacía" [...], el conjunto de los modos de hacer más o menos regulados, más o menos reflexionados, más o menos finalizados, a través de los que se dibujan a la vez lo que estaba constituido como real para los que intentaban pensarlo y dirigirlo y el modo en que estos se constituían como sujetos capaces de conocer, analizar y eventualmente modificar lo real”.9
Es allí, en las prácticas atravesadas por las relaciones de poder y los “juegos de verdad”10 donde se constituye y construye el sujeto.
“En este sentido, no existe ninguna actividad humana en cuanto tal, una actividad que pueda calificarse de trascendental. El orden del mundo es preexistente al sujeto e independiente de él y, por ello, entre el mundo y el hombre, entre el ser y el pensamiento, entre el “yo soy” y el “yo pienso” existe un nexo establecido por el discurso, por la transparencia de los signos lingüísticos y por la función normativa del lenguaje”.11
Las prácticas han hecho ser al sujeto lo que es, hace y piensa. Por ende ¿cómo es posible pensarlo fuera de ellas? Más aún, la vida en tanto estructura material y física, está en constante peligro de desaparición en tanto que la vida biológica es atravesada por un modo de vivir. En consecuencia ¿queda algo de natural?
Pensar el concepto de biopolítica desde la zoé implica naturalizar el cuerpo. En palabras de Roberto Esposito, el cuerpo es cada vez más atravesado por la técnica, por lo que la política penetra en la vida, en tanto que la vida se ha vuelto algo distinto de si misma, pues no existe una vida natural que no sea, a la vez también técnica.
El cuerpo encapsulado
Más allá de ese paradigma humanista que olvida que el cuerpo se construye con la cultura, el Diseño Curricular de Educación Física que estudiamos explicita llevar a cabo una práctica para la formación de personas autónomas: otro discurso que no presenta destellos de que vivimos y nos construimos con un Otro. Si se piensa al individuo como algo autónomo, como algo que se rige por su propia ley, algo que excluye al otro (y al Otro), como una “cápsula”, no se considera que el cuerpo excede esos límites carnales u orgánicos. Más aún, el cuerpo los excede de tal manera que hace desaparecer al ser viviente, constituyéndose en un efecto de un Otro simbólico.
Por ende, no es posible pensar un sujeto autónomo sino capaz de intentar, en palabras de Michel Foucault, el análisis de él mismo en cuanto ser históricamente determinado, en cierta medida, por la Aufklärung, entendida por Kant como un proceso que libera al sujeto del “estado de tutela”. Este último se refiere a un cierto estado de la voluntad que hace al sujeto aceptar la autoridad de otros, para su conducción en los dominios donde le conviene hacer uso de la razón.
“Pero, para que no se trate simplemente de la afirmación o del sueño vacío de la libertad, me parece que esta actitud histórico-crítica debe ser también una actitud experimental. Quiero decir que este trabajo hecho en los límites de nosotros mismos debe abrir por un lado un dominio de investigaciones históricas y, por el otro, someterse a la prueba de la realidad y de la actualidad, a la vez para captar los puntos en que el cambio es posible y deseable y para determinar la forma precisa que haya que darle a ese cambio”.12
Éste énfasis en la Aufklärung problematiza el modo de ser histórico, la constitución de sí mismo como sujeto autónomo, y la permanente reactivación de una actitud; es decir, de un ethos filosófico que se podría caracterizar como una crítica permanente de nuestro ser histórico.
En este sentido, el sujeto intenta analizar aquello que en sus prácticas es general, homogéneo y recurrente (características de las prácticas en el sentido foucaultiano) y que lo han constituido como sujeto del saber y como sujeto que ejerce o padece el poder. En síntesis el sujeto analizará aquello que es homogéneo (las formas de racionalidad que organizan su manera de hacer), sistemático (las relaciones de control sobre sus cosas, las relaciones de acción sobre los otros y las relaciones con él mismo), y por último, lo general (en el sentido de que han sido recurrentes hasta sus días).
Más allá de lo que postula la Aufklärung, lo que se pretende es que el sujeto comprenda cómo ha sido atrapado en su propia historia, de forma de traer a luz las relaciones de poder, ubicar su posición, encontrar sus puntos de aplicación o aplicaciones y los métodos usados. En síntesis, el poder está, es imposible salir de él, de modo tal que más que un sujeto autónomo, lo que es posible pensar es un sujeto con una actitud crítica capaz de analizar históricamente los límites que se le plantean con las cosas, con los demás y con él mismo.
A modo de cierre
Más que ideas, el presente escrito busca confeccionar las piezas del enigma para comprender el cuerpo de las prácticas corporales, en las que la función del intelectual pertenezca al maestro del cuerpo y no a las demás ciencias que intentan legitimarla con discursos ajenos y con lógicas distintas a las prácticas corporales.
En los tres discursos analizados que despliega el Diseño Curricular de Educación Física, se dejan ver tres cuerpos que olvidan las prácticas, la carga simbólica, el lenguaje y la cultura que los constituyen como tal.
En palabras de Roberto Esposito, la vida se forma de una modalidad drásticamente distante de su propia desnudez biológica. Si bien el nacimiento implica un proceso que tiene que ver de manera directa con la animalidad del hombre, es allí donde se establece la más tajante división entre el animal y el hombre, el organismo y el cuerpo, la política y la naturaleza. La llegada de un ser viviente al mundo ya esta ligada con una historia preexistente por un conjunto de símbolos, de lenguaje, que construyen un cuerpo diferente a aquel organismo que nace.
El cuerpo no es lo dado, sino que se construye. Y es aquello que está por fuera de su esencia de vida de ser viviente (el lenguaje, la cultura, las prácticas y el Otro) lo que lo constituirá como tal. En otras palabras, el cuerpo es una construcción, un producto que excede la condición de materia y se inserta en una condición simbólica y que, aunque se encuentre vinculado a la biología, no es precisamente esa biología, sino algo más allá, algo que se proyecta a partir de la palabra permitiendo la entrada en lo simbólico.
Bibliografía
* Castro, E., (2004). El vocabulario de Michel Foucault. Bernal, Universidad Nacional de Quilmes.
* Crisorio, R., Giles, M., (1999). Apuntes para una didáctica de la educación física en el Tercer Ciclo de la EGB. Buenos Aires, Inédito.
* Crisorio, R., (1998): Constructivismo, cuerpo y lenguaje. En Revista de Educación Física y Ciencia año 3. La Plata, Departamento de Educación Física FaHCE – UNLP.
* Diccionario de la Real Academia Española. Version on-line. http://www.rae.es/rae.html
* Dirección General de Cultura y Educación (2006). Diseño Curricular para la Educación Secundaria.
* Esposito, R., (2006): Bíos. Biopolítica y filosofía. Buenos Aires, Amorrortu.
* Foucault, M., (1996). Genealogía del racismo. La Plata, Altamira.
* Foucault, M., (1990). Tecnologías del Yo. Y otros textos afines. Barcelona, Ediciones Paidos.
* Foucault, M., (1996). Hermenéutica del sujeto. La Plata, Altamira.
* Foucault, M., (1996). ¿Qué es la ilustración? Madrid, La Piqueta.
* Lacan J., (1993). Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión. Barcelona, Anagrama.
* Soler, C., (1993). El cuerpo en la enseñanza de Jacques Lacan. En Cuarto, Bulltín de L´ “Ecole de la Cause Freudienne en Bélgique, nro. 16.
APASIONANTE...
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