viernes, 17 de julio de 2009

El fortalecimiento de la identidad y las emociones en los alumnos de secundaria a partir del estudio de la ciudadanía. Irma Salazar Mastache

Lic. en Comunicación. C. Mtro. en Docencia y Administración de la Educación Superior
Normal Superior del Estado de México
irlalu@hotmail.com

En esta ponencia se ofrece una perspectiva de análisis sobre las emociones en el proceso de formación de los jóvenes de educación secundaria en el Estado de México que influenciados por estilos de vida ajenos a los suyos, por esquemas consumistas o por escenas y escenarios reales de violencia, injusticias, conflictos, discriminación e intolerancia a la diversidad cultural muchas veces cometen acciones que sobrepasan los patrones éticos y normativos previamente establecidos en sus entornos y otras veces se convierte en seres vulnerables afectando su aceptación personal, su convivencia social y familiar, su rendimiento escolar y/o su baja autoestima. La identidad y las emociones en los alumnos de secundaria son elementos que valdría la pena considerar para fortalecer su desarrollo personal. Analizar esas emociones que sienten los jóvenes de educación secundaria mismas que intervienen en los proceso de enseñanza, aprendizaje y socialización, así como hacer conciencia de la compleja realidad que enfrentan es lo que se pretenden con este trabajo.


La educación secundaria en México se define como el último tramo de la enseñanza básica obligatoria, en este nivel educativo se atienden alumnos entre los 12 y 15 años de edad. Comprendida como el puente entre la educación elemental y la preparatoria, la secundaria se coloca como punto intermedio entre los niveles de educación primaria y educación superior.

En México, la educación básica es obligatoria para los niños y niñas como un derecho gratuito que culmina en la secundaria. La Secretaría de Educación Pública es la encargada de suministrar a los profesores los planes y programas de estudio revisados y modificados con cierta periodicidad para atender las necesidades de la población infantil y juvenil del país. La Constitución de los Estado Unidos Mexicanos consigna: Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado – Federación, Estado, Distrito Federal y Municipios- impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación preescolar, primaria y la secundaria conforman la educación básica obligatoria (Art 3).

Decretos, reformas, modalidades y planes de estudio han surgido en torno a la educación secundaria en México, desde 1915 que se promulgara de manera formal, hasta 2006 con la Reforma en Educación Secundaria (RES). Ajustando sus planes y programas de trabajo que con la intención de que sean útiles y aplicables a lo largo de la historia, procurando que los alumnos adquieran la preparación académica, los métodos de estudio y la formación necesaria para continuar con su preparación profesional.

Desde 1993 la educación secundaria fue declarada componente fundamental y etapa de cierre de la educación básica obligatoria. Mediante ella la sociedad mexicana brinda a todos los habitantes de este país oportunidades formales para adquirir y desarrollar los conocimientos, las habilidades, los valores y las competencias básicas para seguir aprendiendo a lo largo de su vida; enfrentar los retos que implica elevar la calidad de los aprendizajes, así como atender con equidad a los alumnos durante su permanencia en la escuela y asegurar el logro de los propósitos formativos plasmados en el currículo nacional. http://www.telesecundaria.dgme.sep.gob.mx/formacion/planestudios2006.pdf

Estas disposiciones son importantes, pues además de la legalidad que otorgan conlleva un reconocimiento implícito hacia la diversidad y un compromiso para todos los niños y niñas mexicanos sin distinción de género, raza o situación económica.

Por Ley la educación debiera llegar a todos los niños y niñas del país, sin embargo la realidad nos muestra que no esta al alcance de toda la población infantil mexicana, y aquellos que tienen oportunidad de acudir a las instituciones educativas tienen que hacer frente a una serie de situaciones que giran en torno de su educación.

Conocida hoy como un nivel obligatorio de educación básica, la secundaria reclama nuevos contenidos y formas de realizarse o impartirse. Tal pareciera que los esfuerzos no han sido suficientes, Ynclán (2003:24) puntualiza: a pesar de que hoy todos manejamos un discurso constructivista en la enseñanza, ni la reflexión, ni la negociación, ni el desarrollo del pensamiento crítico han permeado en las aulas de secundaria.

Casi un siglo ha pasado desde que se promulgó la educación básica y aún se respira en las aulas de secundaria un autoritarismo ejercido por los profesores sobre los alumnos (auspiciado por los directivos y supervisores), intentando los profesores transmitir su conocimiento y sobrevivir ante numerosos grupos de adolescentes que frente a la represión buscan formas de rebelarse, encontrándose con nuevos castigos de parte de educadores y tutores que reprimen, convirtiéndolos en seres pasivos, tímidos, sin creatividad, incapaces de pensar en los otros.

Hacemos referencia a una violencia dirigida a jóvenes de secundaria y entre los jóvenes de secundaria, manifestada en diversas formas, violencia que excluye, violencia que discrimina, violencia que arrebata, violencia que manipula, violencia que limita y que no permite que el alumno piense distinto uno del otro, que no permite que reconozca el potencial que tiene y lo que es peor, una violencia que sigue sin tomar en cuenta al sujeto que aprende dentro de sus aulas.

La situación descrita enmarca las condiciones de educación de calidad imposible manifestada en aprovechamiento escolar, debido a la diversidad de violencias, la exclusión, el choque de culturas y las prácticas intolerantes entre individuos. Todo esto genera en los alumnos un cúmulo de emociones a las que los chicos deben enfrentarse en su diario ir, permanecer y venir de la escuela.


Los adolescentes como protagonistas de prácticas sociales

La época de la modernidad que nos esta tocando vivir, reclama cambios vertiginosos en las estructuras de nuestra sociedad, la cual en la mayoría de los casos se ve rebasada por los cambios o avances tecnológicos y sociopolíticos a nivel mundial, mismas que van modificando también nuestra forma de vivir, nuestras creencias, nuestras costumbres y nuestros valores. Este contexto al que nos enfrentamos día a día nos demuestra que los paradigmas que se utilizan en el sistema educativo pierden vigencia y la información por sí misma ya no es suficiente para la formación de los jóvenes. Sin embargo lo que esta en constante proceso de cambio y adaptación son los contenidos educativos y los procedimientos a través de los cuales se educa al otro. Lo esencial en la educación no ha cambiado con el correr de los años: la acción entre humanos, unos que enseñan y otros que aprenden. Entonces que es la educación sino una práctica social.

Las “buenas prácticas” que pretenden enseñar en la secundaria terminan ahí mismo, dentro del mismo plantel educativo. Por un lado se les pide a los adolescentes que practiquen valores, que respeten y que sean tolerantes con sus compañeros y con sus familiares. Por otro lado los profesores se dan por bien servidos al enseñar a sus alumnos todo lo referente a valores, les hacen dictados, esquemas, dibujos y hasta exámenes escritos para cerciorarse que hayan aprendido eficazmente la clase. Respondiendo así a la necesidad social de fortalecer los valores en las personas desde su etapa de aprendizaje escolar.

La deshumanización ha penetrado en el ámbito educativo: para los docentes el cumplir con el cúmulo de trabajo administrativo y la demanda de alumnos en las aulas propicia que las propuestas sugeridas por la parte oficial, con las mejores intenciones de mejorar la calidad educativa tiendan a convertirse en lineamientos normativos, los cuales en la mayoría de los casos son vertidos en los alumnos tal cual se presentan de manera escrita a los docentes, dejando a un lado las relaciones interpersonales, la socialización, los valores, la creencias y las emociones de nuestros estudiantes, provocando consiente o inconscientemente una educación homogénea que no da oportunidad para reconocer, observar y analizar las distintas reacciones que estos programas sugeridos para mejora educativa provocan entre los diversidad de alumnos.

En la actualidad se habla de “una pérdida de valores” cuando se observan conductas delictivas, deshonestas e indignas entre los adolescentes. Los adultos se miran a los ojos unos a otros para buscar culpables condenando a la familia, a la escuela y a los medios de comunicación. Se habla también de que el mejor lugar para aprender los valores es la familia y los padres los principales responsables de transmitir con su ejemplo el respeto, la responsabilidad, el orden, la cortesía y los buenos hábitos. La escuela, por su parte debe cuidar los valores adquiridos en la casa y fortalecerlos.

…el niño se encuentra a merced de sus maestros. Se le ha forzado debido a su falta de experiencia y aprovechando su dependencia, a confiar en sus maestros y aceptar el mundo que le ofrece como una realidad (Buscaglia, 2002:63).

La noble tarea de la educación estriba en enseñar a vivir, ¿cuántos de los alumnos que repiten de memoria nuestras clases sobre español, matemáticas, historia o ciudadanía son capaces de afrontar con éxito los retos de la vida?, ¿cuántos de los que pasan todas sus asignaturas con calificaciones aceptables han logrado crecer en comprensión, sentido del deber y responsabilidad? La gran tarea de los profesores es enseñar conocimientos y al mismo tiempo desarrollar habilidades en sus educandos, pero lo más importante es prepararlos para ser hombres y mujeres concientes de su realidad, seguros, tolerantes ante las diferencias de sus compañeros y capaces de hacer de la diversidad cultural un enriquecimiento personal.

Nuestro interés pondera en los adolescentes como protagonista de prácticas sociales dentro de su institución educativa, mismas que generan cambios según su estado emocional y se detienen en los procesos de socialización que conforman su identidad colectiva, su autonomía, su autoestima y su toma de decisiones

La formación no formal de los jóvenes… todo un reto para el profesor

Desde el cristal de la dirección se observan los pasillos y patios de la escuela secundaria tranquilos, sin alumnos; panorama suficiente para que se piense que la escuela esta en completo orden y que la persona que esta sentada detrás del escritorio es un buen director porque tiene todo bajo control, todos sus profesores impartiendo clase dentro de sus grupos y todos los alumnos dentro de sus salones. Pero cuál es la realidad que impera dentro de esas aulas de clase?,

Las diferencias provocan que los estudiantes la pasen no del todo bien en la escuela, propiciando un ambiente escolar donde la conducta intimidante se incrementa constantemente, la discriminación entre compañeros se da a la menor provocación detonando expresiones violentas en las aulas, las exclusiones entre compañeros cada día se vuelven mas habitual, la violencia escolar es parte de la realidad de los alumnos y las emociones se ven afectadas por estas prácticas obstaculizando el propósito de la educación.

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como el uso intencional de la fuerza y el poder, sea éste físico o psicológico, para actuar contra sí mismo u otra persona, grupo o comunidad, lo que provoca un daño que puede ser físico, psicológico o social (Elliott, 2008:21).

Durante los últimos años ha ido en incremento la violencia escolar casi en la misma medida que la violencia intrafamiliar. Intimidar, someter, amedrentar y oprimir a los compañeros del grupo son solo algunos sinónimos de lo que se conoce como bullying; reconocida como la manifestación más elevada de violencia que existe dentro de las instituciones escolares cuando una de las partes no esta dispuesta a hacer valer sus derechos o garantías y permite que se manifieste la desigualdad entre compañeros.

La mayoría de los jóvenes se asustan ante prácticas de intimidación, exclusión u hostigamiento, son llamados con apodos, y sus pertenencias son robadas por sus compañeros, las risas provocadas por algún malestar físico, por no acertar a la respuesta solicitada por sus profesores o por tener algún accidente al interior del aula es suficiente para ser blanco de burlas al igual que el incorporarse de manera extemporánea a la institución o el ausentarse por semanas de clases por motivos de salud, situaciones que agravan las posibilidades de exclusión entre los alumnos.

…no solo se trata de saber de qué estamos hablando, sino de cómo evitar o transformar el problema para lograr que la escuela siga haciendo su función social de educar para la vida, la salud, los valores democráticos y el respeto a los derechos humanos, lo que queda dañado cuando se toleran agresiones gratuitas como las que implica el bullying. (Elliott, 2008:22)

En las últimas décadas la educación ha sostenido una relación nada sencilla con los medios de comunicación. Fomentado más la desconfianza, la acusación, la transculturación, la deshumanización que la aceptación y el reconocimiento a los demás, los medios de comunicación siguen siendo fundamentales en la vida de los jóvenes participan directamente en la construcción de su identidad. Influyen sobre la noción de género, sobre el sentido de clase, de raza, de nacionalidad, sobre quiénes somos nosotros adultos y quiénes son ellos. Las imágenes de los medios de comunicación organizan en gran parte la visión de su mundo y de sus valores y sentimientos: dictan sobre lo que es bueno y lo que es malo; lo que es positivo y lo que es negativo; lo que es moral y lo que es inmoral. Los medios indican cómo actuar ante determinadas situaciones sociales; proponen qué deben pensar, qué deben sentir, qué deben creer, qué deben desear y qué deben temer. Les ofrecen ideas de lo qué es ser hombre y qué es ser mujer, de cómo vestirse, de qué deben consumir, les dan recetas para ser populares y evitar el fracaso, de cómo reaccionar ante diversos grupos sociales, normas, e instituciones. Toda una institución con más ventajas que la institución educativa, pero encontrar el punto medio siempre es posible.

Gran parte de los programas televisivos, del cine comercial, de los espectáculos, en vez de fomentar la conciencia, la armonía, la cooperación en el hombre y la mujer, promueven la idea de una vida, de inicio a fin, basada en la sexualidad y la violencia. (Alvarez, 2007:9).

Entre prácticas violentas, exclusiones y medios de comunicación las emociones en los jóvenes se encuentran a tope, la realidad que viven al cruzar el pórtico de la secundaria no es fácil para ellos; y se habla de crisis en educación porque no se cumple con los promedios esperados a nivel mundial, se habla de crisis en educación porque los profesores no ganan económicamente como deberían, se habla de crisis en educación porque los padres de familia se quejan del poco rendimiento de los docentes, se habla de crisis en educación porque los profesores no quieren dar de tiempo para actualizarse, se habla de crisis en educación porque los alumnos no participan en clase, no cumplen con tareas y no trabajan dentro de las aulas. Se habla de crisis en educación porque los jóvenes ¡ya no respetan a nadie!, ¡yo no les interesa nada!.

Como propuesta, ver la parte humana de los alumnos

Los jóvenes necesitan al igual que los niños y cualquier otro ser humano un ambiente adecuado donde poder encontrar estabilidad emocional. Una emoción es un estado afectivo que experimenta el ser humano, una reacción subjetiva al ambiente que generalmente viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.

En palabras de Alexander Lowen las emociones son hechos corporales, son literalmente movimientos o alteraciones dentro del cuerpo, que generalmente se traducen en alguna acción exterior (Lowen, 2006:53).

Las emociones van acompañadas de diversas expresiones físicas, existen una serie de reacciones emocionales que pueden ser llamadas sociales, porque en la producción de las mismas intervienen personas o situaciones sociales.

…La ira produce tensión… se conoce a un individuo irritado por su cara sonrojada, sus puños apretados y la contracción torva de su boca. El afecto o el amor suaviza todos los rasgos fisonómicos y llena de calor la piel y los ojos. La tristeza presenta un aspecto decaído, como si la persona estuviese a punto de romper a llorar (Lowen, 2006: 53)

Cada persona vive una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizajes adquiridos y tipo de carácter, lo cual nos habla de una diversidad emocional. Pero cómo impactan las emociones de los jóvenes en sus distintos entornos sociales?, basta mirar en cualquier aula de clases para respondernos. Para los jóvenes el factor emocional lo es todo en su vida, sonríen y se deprimen, lloran y cantan todo al mismo tiempo; por eso se dice que “nadie los comprende”. Los jóvenes actúan según se sienten emocionalmente y eso incluye el aula de clases y se rendimiento escolar.

Se puede decir entonces que las emociones son una combinación de aspectos psicológicos, fisiológicos y sociales que combinados responden de forma inmediata a comportamientos diversos entre los humanos. Los alumnos responden de manera violenta ante situaciones agresivas lo que genera incremento de violencia en las aulas de clase. Pero también las emociones conectan al alumno con una cultura y con una identidad, las emociones son todo un estilo de vida que ayudado por los distintos lenguajes (oral, escrito, mímico, corporal, musical, grafico) se convierten en símbolos externos que expresan sentimientos internos.

Fomentar la identidad y el manejo de las emociones en las aulas de clase puede sonar algo fuera de los tópicos de cualquier asignatura o plan y programas de estudio; pero aprovechar las materias ya establecidas en el currículo de secundaria y que tienen que ver con el ámbito social como Formación Cívica y Ética o Formación Ciudadana es factible de hacerse siempre y cuando se quiera. Todos tenemos emociones, y después sentimientos y estados de ánimo porque evolutivamente la emoción precede a los sentimientos y a los estados de ánimo. Los estados de ánimo son individuales pero dado que son contagiosos pueden hacerse colectivos.

Como educadores creamos una atmósfera característica en la que los niños se sientan orgullosos de sí mismos, logren dominar sus propias vidas y adquieran las habilidades que necesitan para la adultez. Es nuestro deber proporcionales el refugio donde sea posible practicar estas habilidades, especialmente cuando la casa y la comunidad carecen de calidez y compasión (Elliott, 2008:262)

En resumen, el tomar en cuenta a los jóvenes como humanos dentro de las aulas es tomar en cuenta sus emociones en el proceso de enseñanza lo que dará como resultante una mejor aprendizaje y aprovechamiento escolar. El introducir disciplinas artísticas podría ofrecer a los alumnos los recursos para conocer los distintos lenguajes con los que sus compañeros expresan sus emociones y sentimientos

Manejar las emociones con los alumnos encima de toda la carga administrativa no será fácil para los profesores pero puede invertir la situación de crisis en las aulas de clase y al mismo tiempo colaborar para formar una ciudadanía que sea consiente de las emociones que se generan en los otros para que sepan elaborar respuestas de forma crítica y reflexiva.

En veinte años los niños y jóvenes se acordarán muy vagamente de lo que vieron en sus clases pero lo que jamás olvidarán es la forma de ser de sus maestros, cómo los trataron y el ejemplo que les dieron

REFERENTES
* Alvarez, Lozano Jorge Luis (2007). Un mundo sin educación. Driada, México
* Buscaglia, Leo (2002). El Amor. La experiencia más importante en la vida. Diana. México
* Elliott, Michele. ( 2008). intimidación. Una guía práctica para combatir el miedo en las escuelas. Fondo de Cultura Económica. México
* Lowen, Alexander (2006). Bioenergética .Diana. México
* Ynclán, Gabriela. (2003). La secundaria: una escuela de ayer para jóvenes de hoy. Educación 2001, n93, febrero, pp 23-26
* http://www.telesecundaria.dgme.sep.gob.mx/formacion/planestudios2006.pdf

1 comentario:

  1. Estimada Irma:

    Qué importante es hablar de las emociones en cualquier momento de las vidas de cualquiera, pero en particular de los estudiantes de secundaria es en sí necesario. Sin embargo en nuestro país los siguen tratando como niños grandes, muchas ocasiones les interesa más el control que el aprendizaje, cuando es una edad en que requieren de otras formas pedagógicas.

    En una de las escuelas por las que hemos pasado como familia, tienen un sistema de vigilancia como penitenciaría, hay padres que se sienten seguros con esas medidas. ¿Qué puede resultar cuando a los alumnos los tratan como posibles delincuentes? Ponen por delante el reglamento, no hay, como se puede esperar, ningún artículo donde diga : "respetamos y amamos a los alumnos y lo defenderemos como prioridad de esta escuela".

    Una amiga psicóloga dice que la adolescencia es una segunda infancia, por eso vemos a los adolescentes tan emocionales y vigorosos. ¡Qué seres tan aptos para el conocimiento! Yo he pensado muchas veces que a los profesores les da temor ver tanta vida junta y no saben qué hacer con ellos, más que controlarlos a la fuerza. Es el momento de los ideales, proyectos, relación social, alegría y amor.

    Ya me extendí, hay mucho qué hablar de tu tema tan interesante. Gracias. Un abrazo.

    Graciela Manjarrez

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